Chapter 48: Mala educacion; Educando
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Allen continuó su camino por el parque, buscando un rincón apartado donde pudiera concentrarse en su entrenamiento. Rodeado de altos árboles y un pasto bien cuidado, el ambiente se sentía acogedor y sereno. La tranquilidad del lugar le permitió desconectar de las distracciones del mundo exterior.
"Al fin... después de mucho tiempo volveré a entrenar," murmuró Allen para sí mismo, inyectando un nuevo respiro de motivación en su día mientras se preparaba para hacer flexiones de brazos. Con cada serie, realizó 10, luego 20, y continuó aumentando el ritmo. Las flexiones se convirtieron en su mantra, cada repetición una afirmación de su resistencia.
Entre cada serie, se tomaba un breve descanso, sintiendo cómo la sangre bombeaba con fuerza por sus venas, llenándolo de energía.
'Supongo que sigo sin problemas al entrenar, pero...' pensó Allen, con una mezcla de satisfacción y deseo de superarse. Se levantó, ajustando su postura en una posición de lucha, y comenzó a lanzar golpes al aire, cada movimiento más preciso y contundente que el anterior. Su mirada se tornó aguda, intensa, casi como si estuviera canalizando una energía que lo transformaba en un guerrero.
Sin embargo, el ambiente de paz se rompió cuando, después de un rato, se detuvo. Sin mirar atrás, habló con firmeza: "Es de mala educación espiar a la gente, ¿saben?"
"Ah, disculpa, te habíamos visto y no queríamos interrumpir," respondió un hombre que emergió de entre los árboles, acompañado de otro que parecía igual de robusto. Ambos estaban vestidos con musculosas que dejaban al descubierto sus grandes músculos, y llevaban un bolso grande que parecía contener más que simples pertenencias.
"Entiendo, disculpa aceptada por... unos momentos. ¿Y ustedes son?" preguntó Allen, manteniendo la calma mientras los observaba detenidamente.
El otro hombre, con una actitud desafiante, se presentó: "Yo soy Erick y él es mi hermano Chris. No te molesta si entrenamos cerca de aquí, ¿verdad? Es uno de los pocos lugares más privados."
Allen dudó un instante, pero tras evaluar la situación, respondió: "No, no me molesta." Con esto, se agachó de cuclillas, decidido a retomar su entrenamiento. Sin embargo, sintió las miradas de los hombres sobre él, una sensación incómoda que lo alertó.
"Bueno, vayamos al grano. Quédate quieto o puedes sufrir más de la cuenta," dijo Chris, su tono amenazante resonando en el aire mientras sacaba un arma de su bolso y la apuntaba a la nuca de Allen.
"..." Allen no se inmutó. Se quedó en silencio, observando de reojo al hombre que lo amenazaba, sintiendo cómo la tensión se acumulaba en el ambiente.
"Atalo en sus manos," ordenó Chris a su hermano. Erick dejó el bolso en el suelo y sacó una soga corta, acercándose a Allen mientras le ataba las muñecas a su espalda.
"No es nada personal..." dijo Erick, su voz cargada de una mezcla de nerviosismo y determinación, mientras aseguraba las cuerdas con fuerza. Allen mantuvo la calma, su rostro sereno como siempre, a pesar de la incomodidad de la situación.
"Está bien, al menos puedo saber la razón por la que hacen esto," preguntó con una curiosidad calculada, tratando de entender el motivo detrás de su agresión.
"¿Qué carajo te importa, imbécil?! Ahora, ¡arrodíllate!" contestó Chris, encajando una patada con fuerza en el estómago de Allen. El impacto lo hizo tambalear, pero no cayó. Simplemente recibió el golpe, una mueca de dolor cruzando su rostro pero sin quejarse. Los golpes continuaron, uno tras otro, y Allen se quedó en silencio, su mirada baja, como si estuviera absorbiendo cada golpe y cada insulto. La situación era brutal, pero había una calma perturbadora en su interior.
"Jajaja," una risa fuera de lugar escapó de los labios de Allen, resonando en el aire y sorprendiendo a Erick y Chris. Se confundieron ante su reacción; parecía aguantar los golpes sin gritar ni quejarse del dolor, su resistencia desafiando las expectativas.
"Oye, ¿de qué mierda te ríes, estúpido? ¿Piensas que estoy jugando?" gritó Chris, acercándose con el arma en mano, su rostro retorcido por la rabia. Allen, en un instante, mostró un rostro aterrador, una expresión que dejó a Chris paralizado por un segundo.
Fue suficiente. Con un movimiento ágil y preciso, rompió la soga en sus manos y lanzó un golpe devastador en el rostro de Chris. El sonido atronador resonó en el aire, un ruido de huesos rotos que dejó a Erick en estado de shock.
"Se acabó la disculpa," dijo Allen, levantándose con determinación, mostrando sus muñecas lastimadas por romper las cuerdas. Una sonrisa demoníaca se dibujó en su rostro, un indicio de que la situación había cambiado drásticamente.
"¡Hijo de puta, no te creas demasiado por un golpe de suerte!" rugió Erick, enfurecido por la caída de su hermano. Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia Allen, dispuesto a iniciar un enfrentamiento mano a mano. Erick lanzó un gancho derecho, luego un izquierdo en un combo rápido, pero Allen, con una calma casi sobrenatural, desvió los golpes con facilidad.
Cada movimiento de Erick se volvía más frenético, pero Allen se mantenía sereno, como un maestro de artes marciales que controlaba la situación. Puño tras puño, patada tras patada, la batalla continuaba. Con el paso del tiempo, Erick comenzó a asustarse, sintiendo que sus ataques eran cada vez menos efectivos.
La confianza de Allen brillaba a través de su técnica, y la atmósfera se llenó de una tensión palpable. "¿Qué pasa, amigo? ¿No tienes más trucos bajo la manga?" dijo Allen, su voz serena como un río, mientras sus ojos centelleaban con una mezcla de desafío y diversión. La lucha apenas comenzaba, y él estaba decidido a demostrar que no era alguien a quien subestimar.
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