Chapter 1: ***** en SV 1
"Hmm… ¿Huh? ¿Dónde estoy?" murmuró un joven mientras miraba a su alrededor, visiblemente confundido.
Se encontraba solo en un autobús vacío, en un lugar desconocido. No recordaba haber subido, mucho menos haberse dormido allí. Fuera de la ventanilla, el paisaje era monótono, casi sospechosamente repetitivo, como si alguien hubiera copiado y pegado el mismo escenario una y otra vez.
"¿Qué demonios…?" masculló, rascándose la cabeza mientras trataba de atar cabos. "Cierto… Había algo sobre… esos dos. Dijeron… ¿qué dijeron?" Intentó recordar, pero su memoria era un caos absoluto. De pronto, una revelación aún más alarmante: "Espera… ¿quién soy?"
La idea lo dejó petrificado por un momento. No recordaba ni su nombre ni su vida. Pero su reacción fue menos de pánico y más de pura confusión, como si todo le pareciera más molesto que aterrador. Instintivamente, revisó sus bolsillos en busca de pistas. Allí encontró dos cosas: una identificación y una nota.
La identificación mostraba una foto que parecía ser suya, aunque solo pudo confirmarlo al mirar su reflejo en el vidrio. Sin embargo, los campos de información estaban vacíos, salvo por un curioso texto flotante que decía: [Llenar], junto a un lápiz virtual que parecía estar esperando. Aunque ilogico, no lo encontró extraño.
Tomó el lápiz virtual y empezó a llenar los campos de manera completamente aleatoria. Ni siquiera entendió lo de la casilla [Granja], pero la completó con un nombre improvisado. Al llegar al campo [Nombre], lo pensó un momento, pero al no recordar nada útil, se inventó uno en el acto.
"Nombre: Wanzo."
Sonrió con orgullo inmerecido, admirando su obra maestra.
"Desde ahora, soy Wanzo. El gran Wanzo," proclamó, dándose una palmadita en el pecho.
En ese instante, el autobús tembló ligeramente, como si el universo mismo se burlara de su nueva identidad. El paisaje monocorde tras la ventana cambió súbitamente. Ahora se podía ver un cartel:
[Stardew Valley → 0.8 km]
Wanzo lo observó fijamente. Algo en esas palabras le sonaba familiar, aunque no sabía exactamente por qué.
"Espera, ¿Stardew Valley? ¿No era un videojuego?" murmuró, escarbando entre sus memorias existentes, que más parecían fragmentos sueltos.
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Caos: Por eso te enviaremos a ti... *interferencia* ... esa será tu misión... *interferencia* ... piensa en el... *interferencia* ... trasero...
Lujuria: Solo tienes que ser tú mismo... *interferencia* ... seguramente lo harás bien...
Caos: Un poder... *interferencia*
Lujuria: Ventaja para... *interferencia* ... tu culo...
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"Que extraño recuerdo" Wanzo se quedó mirando al techo del autobús, tratando de encajar esas voces en algún contexto lógico, sin éxito. Su mente volvió a la nota que había encontrado. La desdobló y leyó en voz alta las palabras que contenía:
[Aura sexual / Cambio de realidad ERO]
Nada más terminar, la nota se incendió espontáneamente y desapareció en el aire sin dejar rastro. Wanzo parpadeó un par de veces.
"Bueno, eso no tiene ningún sentido. ¡Perfecto!" dijo, con un entusiasmo injustificado.
El autobús finalmente se detuvo, chirriando en una parada que le resultaba inquietantemente familiar. Frente a él, el lugar parecía un decorado del juego que apenas recordaba, pero mucho más realista. Por la ventanilla, vio a una mujer pelirroja con una amable sonrisa, claramente esperando a alguien.
Wanzo se levantó de su asiento con una confianza desproporcionada para su situación.
"Supongo que soy el protagonista," dijo mientras bajaba del autobús.
El aire fresco lo golpeó como un café bien cargado, llenándolo de una energía que no entendía, pero que aceptó con entusiasmo. Sin embargo, algo cambió en cuanto dio el primer paso fuera del vehículo. O más bien, alguien cambió.
La mujer frente a él, que parecía amable y común unos segundos antes, ahora lo miraba con una intensidad depredadora que lo puso nervioso, aunque no sabía por qué. Su figura también había sufrido un cambio radical: sus caderas y trasero, antes modestos, ahora tenían curvas exageradas para un juego infantil, y sus pechos parecían desafiar la gravedad y cualquier lógica humana. Pero lo más inquietante era su mirada: de cálida y profesional pasó a algo salvaje, hambriento... y muy incómodo. Para rematar, Robin —la carpintera, según lo recordaba vagamente Wanzo— se pasó la lengua por los labios mientras lo escaneaba de arriba abajo como si fuera un bistec jugoso.
"Hola, lindura," ronroneó Robin, acercándose con movimientos sugerentes. "Tú debes ser Wanzo, ¿no? No tienes idea de cuánto he estado esperando que llegaras."
La voz era seductora, acompañada de una sonrisa que habría hecho sudar a cualquiera… excepto a Wanzo, que seguía tan perdido como siempre... mirando las nuevas curvas visibles en la mujer.
"Soy Robin, la carpintera local. Llámame si necesitas ayuda con algún… tronco duro que quieras trabajar," añadió, enfatizando con un gesto obsceno con su mano. "O mejor aún, ¿qué tal si te ayudo con ese roble entre tus pantalones?"
Antes de que Wanzo pudiera procesar semejante comentario, Robin avanzó con determinación y, sin aviso, agarró su entrepierna con fuerza.
"¡EH! ¿No tenías que llevarme a mi casa o algo?" preguntó Wanzo, su confusión creciendo más rápido que su sentido de la alarma. En su mente, todavía intentaba recordar cómo se jugaba este videojuego. ¿Siempre había sido así de extraño?
Robin, lejos de intimidarse, se inclinó hacia él y susurró al oído, su voz empapada de insinuaciones: "Claro que sí, muñeco. Vamos a tu casa. Hay muchos trabajos que podemos hacer allí juntos."
Mientras hablaba, mordisqueó suavemente su oreja, dejando a Wanzo paralizado por completo.
Robin no dejó de sostener a Wanzo… literalmente. Lo llevó todo el camino sujetándolo de la polla hasta su nueva granja, guiándolo por senderos que se dividían continuamente. Todo este camino, aunque distinto al juego que una vez lo entretuvo, eran familiares. La sensación de déjà vu era casi reconfortante, hasta que llegaron a su destino: una casita desvencijada en un terreno lleno de malas hierbas, piedras y árboles caídos.
"Oh, sí… esto lo recuerdo," murmuró Wanzo, mirando la escena con resignación. Lo único que no encajaba era la mujer todavía aferrada a su entrepierna.
Al acercarse, un hombre mayor salió de la casa. Era el alcalde Lewis, igual al que recordaba del juego, pero ahora mucho más real.
...
Esa noche(la cual llegó repentinamente luego de ser obligado por fuerzas mágicas a entrar a la casa), acostado en la cama, Wanzo reflexionaba sobre todo lo que había pasado. El alcalde le había dado una bienvenida cálida al pueblo, aunque la mayor parte del tiempo Robin había interrumpido con comentarios que parecían sacados de una película para adultos muy poco legal. Insinuaciones sexuales y sobre violaciones eran muy explícitas, y lo peor era que el alcalde parecía no percatarse de ello.
"¿Era siempre así este juego? ¿Tan… adulto?" Wanzo frunció el ceño, pero su cerebro, incapaz de procesar detalles importantes, simplemente decidió no cuestionarlo más.
Lo que realmente lo desconcertó fue cuando Lewis salió corriendo, murmurando algo sobre recibir a otros "jugadores". Luego, una ventana flotante apareció frente a sus ojos:
[Todos los jugadores están establecidos. El día siguiente comienza su vida en "Stardew Valley". Recuerden: el tiempo aquí difiere del juego original. No sean perezosos. También, la formación de equipos está disponible (máximo 5 personas). Descansen para iniciar el siguiente día.]
Wanzo la leyó dos veces, intentando encontrarle sentido. "¿Qué podrá significar eso?" preguntó en voz alta, como si alguien le fuera a contestar. Al no recibir respuesta, simplemente encogió los hombros y se quedó dormido.
...
La mañana siguiente comenzó a las 6:00 en punto, o al menos eso decía el reloj flotante que ahora colgaba en la esquina superior de su visión. También podía ver la fecha, la estación y el total de dinero disponible: 500 monedas.
"¡Es igual al videojuego!" exclamó Wanzo, ignorando alegremente los eventos traumáticos del día anterior.
Abrió su "inventario", otra ventana flotante que mostraba una colección básica de herramientas. Armado con una oxidada azada, salió de la casa y miró el desastre que era su patio: ramas, malas hierbas y piedras por todas partes.
"Bueno, ¡a trabajar!" proclamó con el pecho inflado, apoyando la azada en su hombro como si fuera un héroe.
Era un nuevo día en Stardew Valley, y Wanzo estaba listo… o eso creía.
...
...
...
De un golpe con su oxidada hacha, Wanzo eliminó una maleza... y de inmediato se sintió agotado. "Esto es más difícil de lo que pensé," murmuró, apoyándose en la herramienta como si fuera un bastón. Decidió que saludar a los aldeanos sería menos cansador que enfrentarse al arduo trabajo de la granja. Sin embargo, algo le llamó la atención al abrir su menú.
"¿Por qué las siluetas de los personajes tienen tantos corazones rosas?" dijo mirando los corazones, pero Wanzo no estaba seguro de cuantos eran, se perdio despues de contar impar luego de un par, asi que eran 20 o √⁷π*10,5.
Mientras caminaba hacia el pueblo admiraba el paisaje, pero se distrajo al notar dos pájaros en un árbol, enfrascados en lo que parecía ser… ¿sexo? Lo más extraño era que, por momentos, parecían mirarlo fijamente mientras lo hacian.
"¿Es normal que los pájaros hagan eso? ¿O es parte del juego?" Pensó Wanzo, sintiéndose observado y por las aves y teniendo la extraña sensación de que le estaban dando un show intencionalmente.
Finalmente llegó al pueblo. Recordó que debía comenzar por las casas del sur, aunque no tenía ni idea de por qué. Llamó a una puerta al azar.
La puerta se abrió, revelando a una chica rubia de cabello dorado, mascando chicle y sosteniendo un celular.
"Hol—" Wanzo comenzó a hablar, pero no pudo terminar porque la chica lo agarró de la mano y lo arrastró dentro de la casa.
La sorpresa no fue tanta como cuando vio a la chica arrodillarse repentinamente frente a él, desabrochar sus pantalones y sacar su polla, pajeándola ligeramente hasta ponerla dura y así, meterse su glande en la boca. Entonces vio como extendió la mano para tomarse una selfie con el celular, para luego empezar a escribir. "#ReinaDeLasPollas" escribió en su publicación, mientras seguía jugando con su polla en la boca.
"Hola…?" Wanzo intentó sonar casual, aunque era difícil ignorar la lengua de Haley moviéndose activamente en su glande. "Soy Wanzo…" agregó, esforzándose por parecer normal mientras en su cabeza se reprochaba haber jugado un juego tan pervertido de niño.
"Haley," respondió la rubia, sin levantar la mirada de su celular, sacando su pene de la boca, pero comenzó a masturbarlo con una mano mientras escribía mensajes con la otra.
"Hola, Haley... eh, ¿podrías dejar de agarrarme el ganzo?"(Wanzo)
"¿Por qué?" replicó sin siquiera pestañear, absorta en su pantalla.
"Porque es mío... y esto es raro. ¿Qué estás haciendo, exactamente? ¿Promocionándote o algo así?"(Wanzo)
"Ugh, hombres..." Haley resopló con fastidio, inflando un globo de chicle que explotó suavemente. "Una quiere pedir prestados sus pollas un momento, y siempre reaccionan como maricas."
"Eso fue homofóbico..." Wanzo arqueó una ceja, tratando de mantener la compostura.
"Que no tienes nada mas que hacer que quejarte sobre mí" Dijo haciendo otro globo con su chicle.
"Debería estar trabajando en la granja…" murmuró Wanzo, deprimido al recordar todo lo que tenía pendiente.
"Qué horror," respondió Haley, con una mezcla de burla y simpatía. "¿Por qué no usas tu celular un rato como yo? Siempre me anima. Quizás hasta dejes de estar tan gruñón."
"No tengo celular."(Wanzo)
Por primera vez, Haley detuvo sus movimientos. Levantó la mirada, incrédula, como si Wanzo acabara de confesar un crimen imperdonable.
"¿Qué dijiste?"(Haley)
"Que no tengo celular."(Wanzo)
"Con razón pareces tener un palo metido en el culo," sentenció Haley, horrorizada. "Esto es inaceptable. Déjame terminar aquí, y te daré uno de mis viejos celulares." Volvió su atención a su celular y retomo el trabajo de sus manos.
Wanzo se limitó a asentir, sin saber cómo responder. '¿Qué clase de actualización es esta?' Pensó, intentando recordar si el juego original incluía celulares. De todas formas, este mundo parecía una mezcla entre vida real y videojuego.
*Toc, toc, toc.*
De repente, alguien llamó a la puerta.
"Alguien llama," dijo Wanzo, rompiendo el incómodo silencio.
"¿Y?" Haley ni siquiera levantó la vista de su pantalla.
Wanzo suspiró, observando cómo la chica seguía texteando sin pausa. Por curiosidad, miró de reojo su pantalla, y al instante se arrepintió. Las conversaciones eran absurdamente gráficas, llenas de fotos de sus genitales y chismes tan privados que Wanzo sintió que se estaba metiendo en territorio prohibido.
De repente, como si Haley tuviera un detector, giro su cabeza hacia su polla y cerró los ojos, haciéndose un poco hacia atrás mientras aumentaba la intensidad de su paja.
Si poder contenerlo, Wanzo se corrió como una regadera, algo que sabía que no era normal. Chorro tras chorro de semen bastante líquido empezó a cubrir el rostro y cabello de Haley, quien parecía completamente tranquila con esto. Al terminar, Haley tomó una selfie rápida. "#FacialsForever #MejorAfueraQueAdentro #LecheParaElBebé #SecretosDeBelleza" escribió antes de levantarse, como si nada hubiera pasado.
"Deberías mejorar tu estilo de vida. Me gusta mas espeso," dijo con naturalidad mientras se alejaba y enviaba la selfie.
Minutos después, regresó con un celular algo desgastado pero funcional. "Aquí tienes. Haz algo útil con tu vida."
Wanzo salió de la casa con el teléfono en mano, aún procesando la experiencia surrealista. Apenas cerró la puerta tras de sí, chocó con un joven que parecía al borde de un colapso nervioso.
"¡¿Qué demonios?! ¡¿Cómo conseguiste un celular el primer día?! ¡¿Cómo conseguiste cinco corazones y medio con Haley tan rapido?!" gritó, señalándolo con furia.
"¿Qué…?" Wanzo apenas podía procesar lo que escuchaba.
"¡Púdrete, tramposo!" El joven se alejó furioso, murmurando y quejandose de algo sobre guías en línea y estrategias para avanzar con Haley.
Wanzo se encogió de hombros y miró el celular que ahora era suyo. "Bueno, supongo que no estuvo tan mal…" pensó, aunque todavía no tenía idea de cómo usarlo ni qué acababa de suceder.