Chapter 3: Pasiones sobre el hielo
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El sol de la mañana se filtraba a través de las ventanas del gimnasio, iluminando el hielo brillante y las figuras que se movían con precisión. Alexandra, con su cabello recogido en una coleta alta y su rostro serio, se deslizaba por la pista, sus movimientos fluidos y poderosos. A su lado, Anna Shcherbakova, con su sonrisa radiante y su elegancia natural, ejecutaba una serie de giros con impecable técnica. Y en la otra esquina, Kamila Valieva, con su mirada intensa y su determinación inquebrantable, practicaba saltos con una potencia asombrosa.
Las tres patinadoras, entre las mejores del mundo, compartían un espacio de entrenamiento que era a la vez competitivo y solidario. Eran rivales en la pista, pero fuera de ella, eran amigas, compañeras y confidentes.
La entrenadora, un mujer de mirada severa y voz autoritaria, observaba cada movimiento con atención meticulosa. "Alexandra, más velocidad en el giro. Anna, la postura debe ser más firme. Kamila, el aterrizaje del salto debe ser más suave." Sus palabras, aunque duras, eran un testimonio de su dedicación a la perfección.
Alexandra, con su pasión indomable, se esforzaba por mejorar cada día. Las horas de entrenamiento eran extenuantes, pero ella las enfrentaba con una determinación inquebrantable. Su cuerpo era un instrumento que debía ser perfeccionado, y su mente, una fortaleza que debía ser disciplinada.
"Alexandra, ¿cómo te sientes?" La entrenadora se acercó a ella después de una larga sesión de saltos.
"Bien, pero necesito trabajar más en la precisión del aterrizaje." Alexandra, con su rostro ligeramente enrojecido por el esfuerzo, no se permitía ningún signo de debilidad.
"Eso es lo que me gusta de ti, Alexandra. Siempre buscas la perfección." El entrenador, con una leve sonrisa, le dio una palmada en el hombro. "Pero recuerda, la perfección es un viaje, no un destino."
Después de la sesión de entrenamiento, Alexandra se dirigió al vestidor, donde Anna y Kamila la esperaban. Las tres se cambiaron de ropa, compartiendo risas y anécdotas sobre sus vidas fuera del hielo.
"Alexandra, ¿cómo te fue con el chico misterioso?" Anna, con su sonrisa traviesa, le preguntó con picardía.
"No te preocupes, Anna, no es tan misterioso como parece. Solo un poco reservado." Alexandra, con un leve rubor en sus mejillas, no podía evitar sonreír al recordar el encuentro con Allen.
"Bueno, espero que no te rompa el corazón, Alexandra. Ya sabes, la fama y el patinaje pueden ser un poco complicados para las relaciones." Kamila, con su mirada penetrante, le hizo una advertencia.
"No te preocupes, Kamila. No estoy buscando nada serio. Solo un poco de compañía." Alexandra, con una sonrisa pícara, no podía evitar sentir una pequeña punzada de emoción al pensar en Allen.
Las tres amigas salieron del gimnasio, listas para enfrentar el resto del día. Alexandra tenía una entrevista con un patrocinador, Anna iba a una sesión de fotos para una revista, y Kamila tenía que ir a una conferencia de prensa. A pesar de sus carreras intensas, siempre encontraban tiempo para apoyarse mutuamente.
"Nos vemos más tarde, chicas. ¡Mucha suerte con todo!" Alexandra, con un gesto de despedida, se dirigió a su coche.
"¡Tú también, Alexandra! ¡Y no te olvides de contarnos todo sobre el chico misterioso!" Anna, con una sonrisa pícara, le gritó mientras se alejaba.
Mientras conducía hacia la ciudad, Alexandra no podía evitar pensar en Allen. Su encuentro había sido inesperado, pero había despertado algo en ella, una chispa de curiosidad y una sensación de posibilidad. Tal vez, solo tal vez, él podría ser algo más que un simple observador.
La vida de Alexandra era una mezcla de entrenamiento intenso, compromisos sociales y la constante presión por ser la mejor. Pero en medio de todo ese caos, había encontrado un espacio para la amistad, la pasión y, ahora, algo nuevo: la posibilidad de una conexión inesperada.
Mientras se preparaba para la entrevista con el patrocinador, Alexandra no podía evitar sonreír. La vida, como el patinaje, era un viaje lleno de giros y saltos inesperados. Y ella estaba lista para enfrentarlo todo, con el corazón abierto y la mente llena de sueños.
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El estudio de televisión rebosaba de luces brillantes y un zumbido constante de actividad. Alexandra, con su cabello recogido en un elegante moño y un vestido rojo que resaltaba su belleza, se sentaba frente a la cámara, lista para la entrevista. Su rostro, normalmente lleno de energía, reflejaba una calma inusual.
"Alexandra, gracias por venir. Es un placer tenerte aquí." El presentador, con una sonrisa profesional, le tendió la mano.
"El placer es mío." Alexandra, con una sonrisa cortés, le respondió.
"Sabemos que has tenido una temporada increíble, llena de triunfos. ¿Qué te motiva a seguir adelante, a pesar de la presión constante?"
"La pasión, sin duda. El patinaje es mi vida, mi pasión. Es lo que me hace sentir viva." Alexandra, con una mirada llena de intensidad, respondió con sinceridad.
"Y hablando de inspiración, ¿hay algún patinador, pasado o presente, que admires particularmente?"
Alexandra dudó por un momento, sus ojos se posaron en la cámara, como si estuviera buscando las palabras correctas. "Hay un patinador, una leyenda viviente, que siempre me ha inspirado. Kayn."
"Kayn, el patinador enmascarado." El presentador, con una ceja levantada, asintió. "Una figura enigmática, pero indiscutiblemente talentosa. ¿Qué te atrae de él?"
"Su pasión, su dedicación. Él siempre está en la cima, pero nunca revela su identidad. Nunca busca la fama o la gloria. Su único objetivo es el patinaje." Alexandra, con una sonrisa leve, sintió una profunda admiración por Kayn. "Él es un ejemplo de que la verdadera grandeza reside en la pasión, no en la búsqueda de reconocimiento."
La entrevista continuó, pero Alexandra no podía dejar de pensar en Kayn. Su figura, envuelta en misterio, la fascinaba. ¿Quién era él, realmente? ¿Por qué ocultaba su rostro? ¿Qué lo motivaba a seguir patinando, a pesar de la presión de la fama?
Después de la entrevista, Alexandra se dirigió al lago de hielo donde se había encontrado con Allen. El lugar estaba desierto, solo el viento susurraba entre los árboles y el hielo brillaba bajo el sol de la tarde.
Alexandra se acercó al borde del lago, sus recuerdos volviendo a la superficie. El encuentro con Allen, su mirada intensa, su silencio enigmático. Ella había sentido una conexión con él, una chispa de algo especial.
"Por qué pienso tanto en un desconocido que conocí una vez? " Alexandra, con una voz suave, Penso en eso, pero solo el viento ondeando entre las hojas le respondió.
Alexandra se sintió decepcionada, pero al mismo tiempo, una sensación de intriga la impulsaba a seguir pensando.
Ella se deslizó sobre el hielo, sus patines acariciando la superficie helada. Los recuerdos de su sesión de patinaje vinieron a ella, Sus movimientos torpes, su risa nerviosa, su mirada llena de curiosidad mientras patinaba un poco para relajarse.
Alexandra se detuvo en el centro del lago, respirando hondo. El viento le acarició la cara, y ella sintió una sensación de paz.
Ella se deslizó de nuevo hacia la orilla, con una sonrisa leve. La vida era un viaje lleno de sorpresas, y ella estaba lista para enfrentarlo todo, con el corazón abierto y la mente llena de sueños.
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