Hechicero supremo en hogwarts

Chapter 46: "Elfos y cuarto secreto"



Dején su piedra de poder si les gusto el capitulo

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Stephen estuvo ausente dos días de clases debido a algunos problemas con el parque de atracciones. Resulta que, cuando Ricky grababa un comercial para mostrar el parque al mundo, llegó una carta de la Confederación Internacional de Magos.

Básicamente, tenía que demostrar que se estaba cumpliendo el Estatuto Internacional del Secreto Mágico en la isla donde estaba el parque, ya que esta se encontraba fuera de la jurisdicción de los otros ministerios mágicos. La Confederación intercedió. Obviamente, todo salió más que bien, sobre todo mostrando las magníficas barreras. Aunque Stephen odia a los ministerios, sobre todo al inglés, con la Confederación tiene que contenerse un poco más, ya que vendría a ser como la ONU mágica, teniendo en sus filas a los mejores magos de todo el mundo.

Por cierto, varias veces invitaron a Stephen a unirse como investigador mágico gracias a su libro de magia eldritch.

Entonces, tras terminar el recorrido para los inspectores, Stephen pudo volver a la escuela.

Cuando llegó, se enteró de que Harry fue atacado por una budger mientras jugaba Quidditch.

"Entonces, ¿Lockhart quiso curar su brazo y lo volvió gelatina? ¿A Harry o al brazo?" Stephen estaba hablando con el momentáneo dúo dorado.

"¡El brazo!" Hermione gritó impaciente.

"Perdón, es que hablas tan rápido y a la vez que pareces una metralla de palabras", se burló Stephen.

"Entonces, ¿el idiota de Lockhart intentó curar el brazo de Harry, que Poppy podría curar en un segundo, con un hechizo defectuoso, haciendo que quedara internado toda la noche?" preguntó Stephen.

"F-fue un pequeño error. Todos se equivocan alguna vez", intentó defender Hermione a Lockhart, después de todo, es una gran fan.

"Ese hombre es un fraude, Hermione, te lo digo", Ron comenzó su pelea.

"Bueno, ustedes quédense, iré a ver cómo está", dijo Stephen mientras salía de la sala de Gryffindor.

Mientras entraba a la enfermería con invisibilidad, después de todo, era el toque de queda, vio algo interesante.

Era Harry y el elfo doméstico Dobby correteando por la cama de Harry.

Harry, cansado de intentar atraparlo, simplemente lo dejó mientras lo miraba con enojo. Pero un ruido de chasquido llamó la atención de ambos.

"Misty?" dijo Harry, dándose cuenta de quién apareció repentinamente detrás del elfo Dobby.

Luego vio cómo Misty invocaba cadenas de todos lados, atrapando al elfo Dobby que intentó escapar sin lograrlo a tiempo, mientras aparecían espadas apuntando a su cuello.

"Hoho, apareció una Misty furiosa y salvaje", dijo Stephen con burla mientras deshacía su invisibilidad.

"Joven amo, atrapé al vil elfo que dañó al pequeño Harry", dijo Misty, bajando su enojo cuando vio a Stephen, pero sin soltar a Dobby, que peleaba por respirar.

"Está bien, Misty, no lo lastimes, escuchemos qué tiene que decir", dijo Stephen mientras se sentaba en una silla al lado de la cama de Harry.

Misty, aunque enojada con el elfo, soltó las cadenas que lo asfixiaban e invocó aros que restringían su magia. Las espadas seguían levitando a su alrededor, sin signos de desaparecer.

Dobby lo observó sorprendido por la magia desconocida que manejaba la joven elfa. Después de todo, los elfos domésticos solo pueden usar magia para tareas domésticas o defender a su amo, pero no de ataque como Misty.

"Entonces, Dobby, ¿cierto? Explica por qué quieres dañar a Harry, arriesgando tu vida contra la ley mágica", preguntó Stephen.

"Dobby no quería hacer daño a Harry Potter. Dobby solo quería que Harry Potter se fuera de Hogwarts. Hogwarts es muy peligroso este año para Harry Potter y sus amigos. A Dobby no le importa la ley mágica mientras Harry Potter esté a salvo", dijo rápidamente Dobby.

"¿Qué ley mágica?" preguntó Harry a Stephen, sin entender mucho.

"Tonto, cuando conociste a Misty te dije que los elfos no pueden lastimar a los magos. Y es porque existe una ley mágica que castiga a los elfos por cualquier daño que hagan a los humanos", explicó Stephen mientras miraba a Harry como un tonto, ya que anteriormente le había comentado eso.

"Ah, cierto", en defensa de Harry, después de convivir con Misty, que cada tanto castigaba a los gemelos dándoles una paliza para variar, se había olvidado que tal ley existía. Pero luego recordó que Misty era especial.

"Dobby quiere saber por qué un elfo libre puede usar magia poderosa", dijo Dobby, mirando a Misty y su ropa, asumiendo que era una elfa libre.

"Misty no es un elfo libre. Es una orgullosa elfa doméstica de la familia Flamel", dijo Misty, enojada por la blasfemia que decía el vil elfo.

"Pero Dobby no ve la marca del esclavo", dijo en su defensa Dobby, mirando la bonita ropa que llevaba Misty.

"Mí marca de escla—" Misty miró su ropa y se dio cuenta de que, en algún punto, dejó de usar ilusiones para crearla y la convencieron de que usara ropa de verdad.

"Misty es una elfa libre?!" Misty miró su ropa y luego a Stephen mientras lágrimas comenzaban a caer de su rostro.

"*Suspiro* Misty tonta, tu marca de esclavo es el sello de sirviente de los Flamel", dijo Stephen, apuntando al hombro de Misty, el cual tenía un sello en forma de un fénix que en sus patas lleva un libro antiguo, mientras que a sus lados están el sol y la luna, que representan la inmortalidad, la sabiduría y el paso del tiempo.

Este sello es en realidad el contrato mágico que libera a Misty y permite a Misty elegir a sus amos, ya que, siendo tan poderosa, no sería raro que intentaran secuestrarla y obligarla a unirse a otra familia. Por lo tanto, servía como seguro para Misty y, a la vez, dejaba su decisión a ella misma. Por cierto, el tatuaje toma forma de la casa a la que sirvas.

"Cierto. Vil elfo, no intentes confundir a Misty. Misty es una orgullosa sirvienta de la familia Flamel", rápidamente Misty se recuperó mientras tocaba su tatuaje con cariño.

Mientras tanto, Stephen y Harry se dieron cuenta de que Dobby miraba a Misty con envidia y fanatismo.

"Qué raro, elfo", dijo Stephen en voz baja, lo cual solo escuchó Harry. Mientras este asentía.

Después de todo, Dobby se dio cuenta de que Misty era apreciada por sus amos, ya que parecía feliz de ser su sirvienta, mientras que él era despreciado y maltratado por los amos que servía.

"Está bien, Dobby, puedes irte. No te preocupes, ya sabemos de la Cámara de los Secretos. Nadie saldrá herido, Misty se encargará", dijo Stephen.

"Sí. Misty es fuerte. Misty derribará al malvado que quiera hacer daño al joven amo y al pequeño Harry", dijo Misty orgullosamente. Mientras desaparecían las espadas de su alrededor y soltaba a Dobby por orden de Stephen.

Dobby quiso decir algunas palabras, pero ruidos que se dirigían hacia la enfermería hicieron que solo mirara preocupado a los demás y desapareciera.

"Rápido, pónganlo sobre la cama", dijo Poppy mientras seguía a Dumbledore y los demás profesores, llevando a Colin petrificado.

"La Cámara. Tal vez pudo fotografiar a su atacante", dijo McGonagall mientras Dumbledore abría la cámara para que esta explotara en hollín y humo, dejando a todos sorprendidos.

"¿Qué significa, Dumbledore?" preguntó McGonagall.

"Tal parece que la Cámara de los Secretos ha sido abierta", dijo Dumbledore, ignorando que Harry estaba despierto y escucharía todo. Por cierto, a Stephen no le interesó mucho. Ya que el hecho de que Colin esté petrificado no era tan malo. Solo tenía que pedir algunas plantas de mandrágoras por correo y listo. Así que le pidió a Misty que lo llevara a su cuarto y luego comprara algunas plantas maduras.

Cuando entró a su cuarto, vio a los gemelos que estaban a punto de salir de paseo por el castillo.

"Hola, jefe, ¿quieres salir de exploración con nosotros?", Fred invitó a Stephen apenas lo vio.

"Claro, ¿por qué no? Necesito descansar luego de tanto trabajo", dijo Stephen y los siguió, mientras los gemelos ponían los ojos en blanco por lo que decía.

"Con Fred estamos investigando los pasajes del Mapa del Merodeador".

"El año pasado no pudimos porque estábamos ocupados. Así que este año es nuestro deber encontrar algún nuevo pasadizo secreto".

"Juro solemnemente que n—"

"Ustedes, ¿qué están haciendo fuera de su cuarto en horario de toque de queda?"

Antes de que Fred dijera el hechizo para activar el mapa, alguien los detuvo con una voz fría.

"Hola, Snapy, tanto tiempo", dijo Stephen, dándose cuenta de quién era y rápidamente distrayendo la atención para que los gemelos pudieran ocultar el papiro.

"Miren nomás si no es el famoso príncipe de los payasos y sus bufones imperiales", dijo mordazmente Snape.

"Debería saber, señor Flamel, que su título carente de verdadero poder no le permite romper las reglas. 20 puntos menos... cada uno. Ahora, síganme", dijo Snape mientras empezaba a caminar hacia la oficina de profesores.

Normalmente, solo descontaría puntos o los castigaría. Pero encontrarlos fuera de su cuarto el día que un alumno de Gryffindor fue atacado no era algo que podría pasar por alto. No es que les echara la culpa, pero darles un castigo más duro impediría que salieran en momentos peligrosos.

Llegaron a la oficina del profesorado. Normalmente, los profesores tienen sus propias oficinas, pero para las reuniones o el descanso entre clases suelen reunirse aquí. Después del ataque a Colin, estaban teniendo una reunión, pero solo quedó McGonagall arreglando algunos papeles.

"Snape, ¿qué te trae de nuevo...?" Cuando McGonagall estaba por preguntar por qué volvió, Snape rápidamente miró detrás de él y se dio cuenta del problema.

"Profesora McGonagall, encontré a los tres recorriendo los pasillos del castillo después del toque de queda", dijo Snape, apuntando a los tres detrás de él.

McGonagall comprendió por qué los trajo para recibir su castigo en vez de enviarlos a sus cuartos. Ella también estaba enojada por el hecho de que estuvieran merodeando justo después de que un alumno fue atacado, aunque ellos no lo sabían.

"Ustedes—"

"Profesores, hay un problema".

Cuando McGonagall estaba por sermonear a los tres, uno de los fantasmas atravesó la pared con prisa, llamando la atención de todos.

"*Suspiro*. Ustedes quédense aquí y no se muevan. ¿Entendido?" Dijo McGonagall, preocupada por llevarlos con ella y que fuera el atacante. Dejarlos en la oficina era más seguro.

Luego rápidamente se fue con Snape.

"Esto es su culpa. ¿Creen que después de tantos años encontraremos un cuarto secreto tan fácilmente? Ustedes, ¿creen que somos los protagonistas de alguna película o qué?" dijo Stephen mientras sacudía la mano; sin querer golpeó una estatua que sostenía una pelota.

La pelota cayó, golpeando la pluma de McGonagall, la cual salió disparada hacia el asiento lleno de libros del profesor Flitwick, golpeando el pisapapeles en forma de águila de su escritorio, que cayó hacia un lado, activando un petardo que seguramente confiscó algún alumno. Con la explosión, un montón de pedazos de dicho pisapapeles volaron hacia arriba, clavándose en medio del cuadro que estaba en el techo. Luego se escucharon algunos ruidos mecánicos, seguido del sonido de una puerta abriéndose detrás de Stephen.

"*Suspiro*. Apareció una puerta detrás de mí, ¿verdad?" preguntó Stephen sin darse la vuelta para mirar, mientras los gemelos, con brillos en los ojos, solo asintieron.

De repente, los gemelos intentaron entrar a la puerta sin pensar, lo cual fue detenido por Stephen.

"Idiotas, McGonagall llegará en cualquier momento. No es momento de explorar. Tendremos que venir otro día", dijo rápidamente mientras empezaba a arreglar todo el desastre, dejando a los gemelos abatidos.

Y fue justo a tiempo para la llegada de McGonagall. Parece que no fue tan serio el problema como pensaba.

"*Suspiro*. Ustedes regresen a sus cuartos. Mañana sabrán cuál será su castigo", dijo McGonagall, cansada del día ajetreado que tuvo.

"Claro, profesora, nos vemos".

"Adiós, profesora".

"Buenas noches, profesora".

Dijeron los tres y se fueron corriendo. Por cierto, McGonagall le pidió a uno de los fantasmas que los escoltaran para que no se desvíen, mientras ella se quedaba a resolver el nuevo problema...

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