Chapter 11: Redefiniendo los limites
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El silencio que siguió a la última ronda fue denso, cargado de la tensión contenida de la espera. Las patinadoras, exhaustas pero eufóricas, se reunieron con sus entrenadores, un remolino de abrazos, felicitaciones y análisis técnicos. El resultado final, el nombre de la campeona, quedaría suspendido en el aire hasta después de la competencia masculina. La gloria de la nación, sin embargo, pendía de un hilo.
Eteri, con una mezcla de orgullo y curiosidad, se dirigió a Alexandra. "Ese sextuple... Alexandra, ¿qué fue eso? ¡Me dejaste sin aliento! ¿Cómo lo lograste?".
Alexandra, aún sintiendo la adrenalina correr por sus venas, explicó la técnica con precisión, pero no mencionó el susurro de Kayn. Anna Shcherbakova, siempre la chispa de energía en el grupo, la interrumpió con una broma. "¡Deberías patentarlo! 'El Salto Sextuple de Alexandra', ¡suena genial!". Kamila, con una sonrisa leve, se unió a la risa, aliviando la tensión con su humor tranquilo.
Alexandra, sin embargo, buscaba con la mirada a Kayn. Quería agradecerle, compartir ese pequeño triunfo con él. Pero no lo encontró. Supuso que se estaba preparando para su propia actuación.
Minutos después, los patinadores masculinos ingresaron al campo de hielo, un ejército de elegancia y poder. Un murmullo de anticipación se extendió entre la multitud. La mayoría de los patinadores estaban rodeados por sus entrenadores, recibiendo instrucciones de último minuto, sermones motivacionales, correcciones de postura. Todos, menos uno. Kayn, el maestro enigmático, no tenía mentor. Él era su propio maestro.
Mientras esperaba que comenzara su turno, Kayn se acercó al trío de rusas, Anna, Alexandra y Kamila, que estaban fuera de la pista, observando el calentamiento de sus compañeros. Las saludó con un simple movimiento de cabeza, un gesto casi imperceptible bajo su capucha oscura.
Anna, con su energía contagiosa, se lanzó a saludarlo. "¡Kayn! ¡Increíble lo de Alexandra,no?! ¡Tenemos que sacarnos una foto antes de que empieces!". Kamila y Alexandra, sorprendidas pero complacidas, se unieron a la petición. Kayn, con una expresión inexpresiva bajo su máscara, asintió. Rápidamente, se tomaron una foto, un instante congelado en el tiempo que capturaba la camaradería y la rivalidad que se entrelazaban en ese mundo de hielo y glamour.
Después de la foto, Kayn les dirigió una mirada profunda. "Observen", dijo, su voz apenas un susurro que solo ellas escucharon. "Les mostraré algo de magia." Y con eso, se dirigió a la pista, dejando a las tres patinadoras rusas con una mezcla de anticipación y asombro en sus ojos.
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"¡Mira, ahí está Kayn! ¡Ese chico es un fenómeno!," exclamó el comentarista. "Se dice que es el único que puede desafiar a los franceses en esta competencia. ¡Pero tendrá que ser muy bueno para superar a estos competidores!""¡Ese chico es un peligro!," dijo el entrenador de uno de los patinadores estadounidenses, con una mueca de preocupación. "No sé cómo lo hace, pero parece que desafía la gravedad. ¡Tenemos que estar preparados para todo!"
El hielo crujió bajo las botas de Kayn, un sonido casi imperceptible en medio del rugido de la multitud. La música comenzó, una melodía poderosa que se elevó hacia el techo del estadio. Uno a uno, cada competidor, de distintos paises comenzaban sus actuaciones en la pista, Kayn, con movimientos fluidos y precisos, comenzó su rutina. Su primer cuádruple, un salto que pocos podían dominar, se ejecutó con una perfección asombrosa. La multitud, acostumbrada a las hazañas de los grandes patinadores, se quedó atónita.
"¡Ese cuádruple es perfecto! ¡Es como si estuviera flotando!," exclamó el comentarista. "¡Este chico es un genio!"
Era como si la gravedad no se aplicara a él, como si flotara sobre el hielo. Los siguientes saltos, un cuádruple Lutz, un cuádruple Salchow, un cuádruple Flip, se sucedieron con una facilidad que desconcertaba a los jueces. Cada uno de ellos, ejecutado con una precisión milimétrica, fue recibido con una explosión de aplausos y vítores.
"¡Ese chico es un monstruo!," dijo uno de los patinadores de Estados unidos llamado Chris , con una mirada de envidia. "¡No puedo creer lo fácil que le resulta!"
"¡No me importa si es un genio o un extraterrestre! ¡Lo voy a derrotar!," dijo otro competidor de Francia llamado Adam Siao, con una mueca de determinación. "¡Voy a demostrar que soy el mejor!"Pero Kayn no se conformó con lo ordinario. En el punto culminante de su rutina, se preparó para un salto que nunca antes se había visto en una competencia. Un sextuple Axel. Un salto que muchos consideraban imposible.
El silencio se apoderó del estadio mientras Kayn se elevaba en el aire, su cuerpo suspendido en un punto de equilibrio perfecto. La multitud contuvo el aliento, esperando el impacto. Luego, el aterrizaje, Un aterrizaje limpio, impecable, que resonó en el hielo como un trueno.La multitud enloqueció. Los jueces, con la boca abierta, no podían creer lo que habían presenciado.
Era un momento histórico, un salto que redefinía los límites de la disciplina. Kayn, sin mostrar emoción alguna, continuó con su rutina. Sus siguiente saltos, un cuádruple Toeloop seguido de un Axel triple, fue ejecutado con una energía y una precisión que dejaron a todos boquiabiertos. Era como si estuviera jugando con el hielo, desafiando las leyes de la física.
"¡No lo puedo creer! ¡Lo ha hecho! ¡Ha logrado el imposible!," gritó el comentarista, con la voz llena de emoción. "¡Este es un momento histórico!"
Al finalizar su rutina, Kayn se inclinó ante la multitud, recibiendo una ovación de pie que duró varios minutos. Al salir del hielo, Kayn se dirigió a las tres patinadoras rusas, que lo esperaban con una mezcla de admiración y asombro.
"Maldicion... a pesar de todo el esfuerzo... el ganador esta mas que definido" Murmuro con frustracion el frances, Adamm suspirando impotente mientras la primera ronda terminaba y el volvia fuera de la pista con su entrenador que tenia una mirada seria y fulminante sobre el.
"Les dije que les mostraría algo de magia", dijo Kayn con una sonrisa leve bajo su mascara al llegar fuera de la pista, y se sentaba en un asiento cercano donde estaba el equipo ROC guiado por Eteri. Con un leve suspiro se relajo un poco y miro a la pista.
"Eso fue... increíble", dijo Anna al acercarse sin poder encontrar las palabras para describir lo que había presenciado.
"Te has superado a ti mismo", dijo Alexandra, con una mezcla de respeto y admiración en su voz.
"Es hora de que los demás se pongan a prueba", dijo Kamila, con una mirada desafiante.Kayn sonrió, un brillo de picardía brillando en sus ojos. Las tres se sentaron junto a el, mientras charlaban, aunque Kayn mantenia su charla al minimo no se negaba. Ademas ellas ya podian relajarse despues de todo su competencia habia terminado y solo faltaba que anuncien los resultados.
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